HISTORIA DE LA BELLEZA 5: Apolíneo y Dionisíaco (Umberto Eco, Italia 1932-2016)

 

Sileno con dos sátiros, friso de los Misterios dionisíacos, siglo I a.C., Pompeya, Villa dei Misteri.

 

De los griegos Nietzsche

Un aspecto posterior de la antítesis entre Apolo y Dionisos se refiere a la oposición distancia/proximidad. En efecto, el arte griego y el occidental en general, a diferencia de ciertas formas artísticas orientales, dan mucha importancia a la distancia correcta de la obra, con la que no se entra en contacto directo: en cambio, las esculturas japonesas se tocan, y con un mandala tibetano de arena se interactúa. La belleza griega es expresada, pues, por los sentidos que permiten mantener la distancia entre el objeto y el observado: vista y oído más que tacto, gusto u olfato. Pero las formas perceptibles por el oído, como la música, despiertan sospechas debido a la implicación que se produce en el ánimo del espectador. El ritmo de la música remite al fluir perenne (y disarmónico, porque carece de límites) de las cosas.

Este es básicamente el punto central de la lectura de Nietzsche de la antítesis entre apolíneo y dionisíaco, más allá de sus ingenuidades juveniles (por otra parte reconocidas por el autor) y de algunos atrevimientos justamente censurados por los filólogos. La armonía serena, entendida como orden y medida, se expresa en lo que Nietzsche llama «belleza apolínea»

Pero esta belleza es al mismo tiempo una pantalla que pretende borrar la presencia de una belleza dionisíaca, perturbadora, que no se expresa en las formas aparentes, sino más allá de las apariencias. Se trata de una belleza alegre y peligrosa, totalmente contraria a la razón y representada a menudo como posesión y locura: es el lado nocturno del apacible cielo ático, que se puebla de misterios iniciáticos y de oscuros ritos sacrificiales, como los misterios eleusinos y los ritos dionisíacos. Esta belleza nocturna y perturbadora permanecerá oculta hasta la época moderna, para configurarse entonces como el depósito secreto y vital de las expresiones contemporáneas de la belleza, tomándose la revancha de la bella armonía clásica.

HISTORIA DE LA BELLEZA 5: Apolíneo y Dionisíaco (Umberto Eco, Italia 1932-2016)


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